La vez que Rubby Pérez se enamoró de Los Ángeles sin serle infiel a República Dominicana ni a Venezuela
En octubre de 2012 Rubby Pérez visitó por primera vez Los Angeles en una gira de medios y ofreció un concierto en una tienda por departamentos en Los Angeles, la experiencia fue todo un éxito y luego lo repitió dos veces más en Miami y una en Nueva York.
(Cortesía Eddie Sakaki )
En octubre de 2012, el ídolo dominicano visitó la ciudad en gira de promoción y un concierto especial; él mismo condujo el auto en todo el recorrido y se fotografió en el letrero de Hollywood como un turista más sin poses ni ínfulas de grandeza
PorAlida CleerEspecial para Los Angeles Times en Español
Por allá en los años 80 y 90 los temas de Rubby Pérez ya se habían convertido en himnos multinacionales sin necesidad de visa ni pasaporte. No había fiesta en Venezuela, su segunda patria, en la que su potente voz no retumbara en las paredes de las humildes viviendas de Caracas, los apartamentos de Prados del Este o en las casas de la clase media trabajadora de su amada Venezuela.
En los programas de la televisión venezolana, pero sobre todo en “Sábado Sensacional” del canal Venevisión, se desbordaba la chispeante personalidad del ídolo nacido en Bajo de Haina, un 8 de marzo de 1956 en la República Dominicana.
Con sus frases “Ay qué lindo” y “Me voy”, acompañadas de su prolongado silbido y su particular manera de interpretar, Rubby Pérez conquistaba los corazones de todo un público que lo sentía suyo sin importar las banderas que tenían plasmada en sus cédulas de identidad. Según me contó vivió cinco años en Venezuela y fueron suficientes para enamorarse de la tierra del joropo, las arepas y las cachapas.
Así, con un estilo único e inigualable, el dominicano Rubby Pérez lograba imponer “un toque de queda” en cada una de sus presentaciones en Venezuela y por supuesto, también lograba la hazaña en casi toda Latinoamérica. En los 90 el merengue dominaba la escena y Rubby era uno de los más dignos representantes del género que luchaba a fondo con la salsa erótica de la época.
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Con su interpretación ya todo el mundo sabía y sobre todo la “mami” aquello “qué quería el negro” cuando le daba voz al éxito “El Africano”, el tema que Rubby cantaba en la orquesta de su mentor y maestro Wilfrido Vargas cuando se presentaban en el escenario de Amador Bendayan en las multiples giras que hizo el programa sabatino por toda Venezuela.
El equipo de trabajo del cantante ha confirmado el fallecimiento del artista a través de un comunicado oficial en el que la familia agradece el apoyo, amor y la solidaridad recibida
Yo fui testigo desde el televisor de mi casa de esas innumerables veces que Rubby arrancaba gritos de emoción de las multitudes. Por ahí circulan en las redes esos momentos para la historia, pero también hay una entrevista que el artista concedió en Santo Domingo, donde hablaba precisamente de ese amor que nació en él por Venezuela y en donde reveló el motivo por el cual se sentía dominico-venezolano sin que su país de origen sintiera celo alguno. Rubby nunca perdió su acento dominicano, pero se conocía todos los dichos, palabras y frases de los venezolanos: “Chama”, “¡Épale!”, “¡Chévere!”, “No te hagas la loca”, formaban parte del vocabulario de esta figura que nunca tuvo, en mi opinión, poses de estrella.
Siendo testigo de su camino al éxito y de verlo triunfar en mi país como la luminaria musical que siempre fue, nunca me imaginé que décadas después el destino cruzaría nuestros caminos y yo tendría el privilegio de trabajar junto a él en un importante proyecto que arrancó en el 2012 en la ciudad de Los Ángeles, luego se extendió de manera exitosa a Miami en 2013 y después a Nueva York en 2014.
No puedo negar que siempre lo sentí muy cercano. De hecho, siempre fue el artista preferido de mi hermana Yanira, la menor de la casa, quien como buena fanática ponía su música día y noche y cuando Rubby llegaba a Venezuela, Yanira se escapaba para verlo en vivo durante sus presentaciones en los eventos públicos de la ciudad. Ahora que me pongo a pensar ¿Por qué nunca la acompañé?
Fans de todas las edades llegaron para bailar y cantar junto al ídolo dominicano.
(Alida Cleer)
Ya viviendo en Estados Unidos y como reportera del Nuevo Hudson, una publicación de Nueva Jersey, tuve la oportunidad de entrevistarlo en una ocasión y ese fue nuestro primer acercamiento. Mi editor de entonces, Armando Bermudez, me dio la asignación sin imaginarme que años más tarde la vida me llevaría a compartir con Rubby una faceta distinta sin dejar de ser éste un encuentro laboral.
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Un recorrido en auto con Rubby al volante Corría el año 2012 cuando la publicista cubana Carmen Pérez quien trabajaba junto a Raúl Acosta, de la orquesta merenguera Oro Sólido, era la encargada de recibir en Estados Unidos a Rubby para llevarlo a una gira de medios por la ciudad de Los Ángeles. Allí la estrella tendría que cumplir un importante compromiso con la cadena de tiendas Bloomingdale’s.
Sin embargo, a última hora, a Carmen se le presentó un inconveniente y me pidió que la apoyara en este compromiso, pues le era imposible viajar a L.A. Yo venía de haber trabajado algunos años en Los Ángeles como corresponsal de una publicación de espectáculos que hoy ya no está en el mercado, así que asumí el reto, me subí a un avión y fui a mi reencuentro con Rubby.
Rubby Pérez hizo vibrar el interior de una de las tiendas por departamentos de San Diego, CA en un concepto donde un artista latino cantaba mientras el público compraba, bailaba y se fotografiaba con su artista preferido.
(Alida Cleer )
“La Voz Más Alta del Merengue” ya era toda una estrella consagrada de la música cuando llegó a Los Ángeles, pero se mantenía con los pies en la tierra, sin dejar de lado su don de gente, su sensibilidad y por supuesto, su responsabilidad profesional.
Rubby, había asumido el compromiso profesional de cantar en una de las tiendas de la cadena Bloomingdale’s y su misión era la de dar un concierto íntimo, algo que jamás se había hecho con un artista latino de su calibre.
La idea era novedosa para aquella época en la que se introducía a un artista latino con todo y su orquesta a actuar en vivo en un pequeño escenario dentro de la tienda, mientras el público tenía la oportunidad de comprar, bailar y tomarse fotos con la estrella. A pesar de que el merengue no era un género fuerte en el mercado angelino, el artista y su equipo le apostaron al éxito. Y no se equivocaron.
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El plan de promoción estaba diseñado e incluía el lanzamiento de su nuevo tema titulado “El que se fue no hace falta” y para ello teníamos que visitar los más importantes medios de televisión y prensa escrita de la ciudad: Nos esperaban en Univision, Telemundo, La Opinión, estaciones de radio y algunos portales de internet que estaban comenzando, además del periodico Hoy, que actualmente se conoce como Los Angeles Times en Español.
Familiares, amigos, celebridades y sus fans despiden a ‘La voz más alta del merengue’ en el Teatro Nacional de Santo Domingo
A mi llegada a Los Ángeles, me sentía lista para asumir el reto, pero al llegar me llevé la primera sorpresa apenas aterrizó el avión. El mismísimo Rubby estaba al volante del auto que me esperaba en el estacionamiento. El cantante de éxitos como “Volveré “, “Enamorado de ella”, “Buscando tus besos” y “Fiesta para dos” ya estaba listo para iniciar la agenda de compromisos. Encendió el auto y nos fuimos al centro de la ciudad.
No quiso que nadie más manejara el auto así se sintiera cansado. Siempre se mostraba atento a la vía, a quienes lo acompañamos y pendiente de todos los detalles del recorrido. Nuestra primera visita la hicimos al periodico “Hoy” con el editor de espectáculos Tommy Calle. El encuentro en el emblemático edificio del centro de la ciudad, ahí mismo donde estaba la sede de Los Angeles Times, nos esperaba mi colega y ese encuentro se convirtió en el punto de partida. “Que bueno que comenzamos con este muchacho que tiene muy buena energía y muy buena vibra”, me dijo Rubby al salir de la entrevista.
Rubby Pérez compartió su llegada a la ciudad con Tommy Calle, entonces editor de espectáculos de la publicación Hoy Los Ángeles, en octubre de 2012 durante su gira de promoción por esta ciudad.
(Alida Cleer)
Las entrevistas nos llevaron a compartir con la editora de espectáculos de La Opinión Victoria Infante, con los locutores de radio populares de la ciudad y luego el recorrido nos llevó hasta San Diego. Una madrugada al regresar a esa ciudad donde teniamos compromisos de televisión, ocurrió algo que jamás me hubiera imaginado. Como siempre Rubby iba conduciendo, yo andaba cansada y me había quedado dormida hasta que me despertó con un sorpresivo “¿Ustedes vieron eso?”. “Mira, es como una nave con muchas luces y lo extraño es que bajó rápido y desapareció. Yo creo que era un Ovni”, nos dijo emocionado.
Rubby se fotografió con el equipo en el emblemático letrero de Hollywood y quedó enamorado de la ciudad y se atrevió a conducir aquie entre el tráfico pesado de Los Ángeles.
(Cortesía Eddi Sakaki)
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Erika Fisher, su socia, que venía en el asiento de copiloto lo alcanzó a ver, así que Rubby estaba convencido que tuvo un encuentro cercano del tercer tipo.
Buscamos información por internet y vimos muchos videos en las redes, en los cuales se reportan avistamientos de ovnis en la frontera de Tijuana.
Esa fue una de las muchas anécdotas que surgieron durante nuestro viaje, pero otra que nunca olvidaré fue la alegría que sintió cuando le dije “No te puedes ir de Los Ángeles sin antes tomarte una foto en el letrero de Hollywood“ y sin dudarlo me dijo “Que hay que hacer, para dónde vamos” respondió con las manos fijas en el volante.
Yo no tenía idea de cómo llegar y llamamos a Tommy, pero fue el fotógrafo de las estrellas de Los Ángeles, Eddie Sakaki , quien nos llevó y se encargó de inmortalizar la experiencia.
Roberto Pérez, como es su nombre de pila, se veía muy emocionado. Y por eso cuando posó para el lente de Sakaki sacó su mejor sonrisa.
Rubby siempre mantenía un sentido del humor muy especial, era como si hubiera guardado un pedacito de ese niño soñador de su infancia para usarlo en cualquier ocasión. Un día cuando regresé para trabajar con él y su equipo para los conciertos de Miami y Nueva York me dijo “Oye chama, tú hecha la loca, le quitaste el trabajo a tu amiga”, pero yo me reía, porque Carmen y yo sabíamos que eso no era cierto.
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En otra ocasión me pidió una recomendación de un lugar para cenar, pero al final me confesó que no le gustó la comida. Me lo dijo sin titubear. “De seguro cambiaron al chef porque siempre era muy buena. A mí me pareció deliciosa y más porque de fondo escuché una canción tuya”, le dije.
Al darse cuenta del detalle, me respondió: “Coño chama con eso me ganaste”. Nos reímos a carcajadas… “Que lindo” pensé yo.
El sombrero y las gafas de sol del cantante dominicano Rubby Perez que siempre lo acompañaron, descansan sobre su féretro.
(Matias Delacroix/AP)
En mi apreciación, Rubby, en lo personal, siempre estuvo pendiente de su familia y sus seres queridos. En el plano profesional siempre cuidó cada detalle en sus presentaciones. Estaba pendiente del vestuario que luciría en cada presentación. Se tomaba fotos con sus fans y regalaba autógrafos a todo el que se le acercara. En todos los conciertos que hicimos en Los Ángeles, Miami y Nueva York lo hizo de igual manera y también durante todas las actividades en las que puede acompañarlo durante la promoción.
Hay muchas más vivencias, pero todas me llevaron a la misma conclusión. En su biografía dicen que su abuela Ana Rita lo consideraba su joya más preciada y por eso le decía que era un “Rubí negro, su tesoro”, por eso el Roberto lo cambió por “Rubby” con dos “b” para rendirle un doble tributo.
Doña Ana Rita no se equivocó con su adorado Rubby, porque a pesar de su inesperada partida en la madrugada del 8 de abril durante un concierto en el club Jet Set, su nieto seguirá brillando por siempre en los corazones de quienes lo amaron, lo aplaudieron y bailaron sus canciones.
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Rubby se fue haciendo lo que más quiso en la vida, cantando y haciendo vibrar con su potente voz a los fans. Hasta el último minuto de su existencia cantó e hizo feliz a muchos que hoy deben haberlo acompañado en su graduación celestial.
Siempre será una “leyenda del merengue” y un ídolo de toda una isla y el mundo entero.
Fue un placer haber coincidido con él en este camino de lucha y aprendizaje llamado vida.